Los diarios de dos carmelitas sobre sus años en los campos de concentración nazis. Publicados en preparación del 75º aniversario de la liberación de los campos nazis. Ambos sobrevivieron pero quedaron impactados por sus experiencias hasta su muerte.

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¿Por qué contar eso? Pero debemos hablar. Los muertos piden que hablemos para que su voz se oiga a través de la nuestra. Si deseo hablar de Dachau. de los cinco años que viví como prisionero en Alemania, es precisamente en su nombre; y también en el del profesor Tito Brandsma, mi querido amigo, hermano y compañero de prisión. Recordaré mientras viva la última vez que lo vi, cuando lo llevaba al Revier, el hospital del campo. Me saludó con un "¡nos vemos pronto!", exhausto, pero alegre como siempre.

QUE SU VOZ SE OIGA ATRAVÉS DE LA NUESTRA
Rafael Tijhuis (1913-1981)

Antes de imprimir el presente folleto, lo leí a dos de mis compañeros que fueron prisioneros en Dachau. Los dos fueron de acuerdo en que -aunque está escrito objetivamente y es bastante ecuánime- le falta el elemento más esencial, del que estaban Ilenos los días y cada hora en Dachau, o sea, el terror y el crimen. Estoy completamente de acuerdo con ellos, y por eso me siento obligado a subrayar que en este folleto no he reproducido en su totalidad la realidad del campo en cuanto a su atrocidad, sadismo, injusticia, violación de los derechos sagrados y los derechos naturales de la persona, así como todo género de crímenes, que a cualquier hombre normal, solo con presenciarlos, haría que se le congelase la sangre en las venas

EL CLERO EN DACHAU
Albert Urbanski (1911-1985)